Cuerpo inferior
No hay documentación ni trabajos arqueológicos que permitan datar l construcción del cuerpo inferior de la torre. Así, basándose en la decoración, el tipo de cerámica y en el singular abovedamiento de las escaleras, el catedrático Gonzalo Borrás afirma que fue construida en la segunda mitad del s. XIII por mudéjares como base de un campanario cristiano. El mismo profesor Borrás ha dicho de esta torre que es “la novia del mudéjar aragonés, porque parece una novia esbelta con su falda decorada con franjas bordadas”.
Este elogio del profesor Borrás hace referencia a la decoración exterior en la que, de abajo a arriba, podemos ver:
En la fachada Sur un arco aquillado, musulmán y oriental, de tipo persa, que cobija en su interior el típico arco apuntado; mientras que en el lado Oeste aparece un arco rebajado con ladrillos colocados a sardinel.
En la parte superior una galería con siete arcos túmidos o de herradura apuntada, ciegos, cuyo origen está en La Aljafería de Zaragoza. Están apoyados en columnillas de fuste cilíndrico cerámico, a la izquierda de color verde y a la derecha melado. Su origen pudiera ser almohade aunque también anterior.
Sobre estos arcos una doble banda de platos o ataifores de cerámica verde y melada, todas las secuencias muestran alternancia cromática.
Más arriba se dibuja una banda de cinco aspas desnudas descompensadas por la parte superior, inscritas en cuadro y con el fondo rehundido, de origen califal.
A continuación el espinapez o espiga, dibujado a dos bandas separadas por una hilada en las que alternan un ladrillo resaltado con otro hundido. Esta decoración sólo se repetirá en dos torres de tipo arcaico como San Miguel en Belmonte de Gracián y la antigua de Santa María de Maluenda, y pudiera estar relacionada con la cultura bereber de la zona de Marrakech, llegada aquí con los primeros invasores musulmanes.
Sobre la espina de pez aparece una doble línea de esquinillas, 26 abajo y 25 arriba, de procedencia califal, con una banda de catorce platos de cerámica intercalada y barnizada.
Seguidamente un friso de arcos apuntados o aquillados entrecruzados que apean en pilastras de ladrillo, cuyos lados se muestran falsos soportes en fustes de columna de tradición musulmana en colores verde y miel nuevamente.
El conjunto queda rematado con una banda de esquinillas, un friso liso con ladrillos inclinados, una línea de 25 platos con los tonos habituales, una serie de arcos aquillados colgantes, sin fustes cerámicos aunque repuestos en la restauración y una nueva aparición de esquinillas.
Siendo el resultado espectacular, hay que pensar que en su origen no aparecería con el ladrillo visto sino que estaría toda enlucida de yeso o mortero de cal, con acabado agramilado teñido con pintura oleosa en colores rojizos e imitando el despiece del ladrillo. Esto se sabe porque en la zona que quedó cubierta por la ampliación del templo algunas zonas aparecen enlucidas, esgrafiadas y pintadas de rojo.
Como ya se ha comentado no hay documentación ni estudios arqueológicos que acrediten la fecha de construcción de esta torre. Por ello hay otra teoría que sostienen algunos historiadores como José Luis Corral entre otros y que opinan que fue construida en época musulmana, entre los siglos X y XI, como alminar musulmán desde donde el almuédano llamaría a la oración.
Los defensores de esta teoría se basan en la semejanza con los alminares almohadas en su estructura, un cuerpo embutido dentro de otro menor dividido en estancias con bóvedas de cañón apuntado, quedando asentada en el hueco central la escalera al modo de la Kutubiya de Marrakech, la Giralda de Sevilla o la torre de Hasán de Rabat, las tres de época almohade, o las de la Magdalena de Zaragoza y San Salvador y San Martín en Teruel.
Sea como sea, lo principal es poder disfrutar visitándola.
Cuerpo superior
En 1704 se decidió derribar el cuerpo de campanas que se había construido sobre el cuerpo inferior dado su mal estado y hacer dos arquillos de ladrillo en el cuerpo inferior para instalar las campanas. Afortunadamente Manuel Rabilla, a quien el Concejo de Ateca había encargado la obra, salvó del destrozo el cuerpo inferior proponiendo un diseño para levantar de nuevo el campanario.
El proyecto de Rabilla se llevó adelante construyendo un cuerpo de ladrillo de estilo barroco, con decoración similar a la recién hecha capilla de la Virgen de la Peana, siendo lo que hoy es el primer tramo del segundo cuerpo.
El actual campanario se levantó hacia 1766 sobre ese primer tramo. La cúpula y el chapitel se construyeron veinte años después.
La campana orientada al Norte está dedicada a María de la Peana y se fundió en Sigüenza en 1799; la orientada al Sur está dedicada a Santa Blasa se fundió también en Sigüenza en 1918; la del lado Este está dedicada a San Blas, fundiéndose en Guadalajara en 1893, y finalmente la del lado Oeste es el campanillo, que se fundió en 1799.